Un registro de momentos en familia, con amigos, viajes, salidas y una pasión que Carla heredó de su padre. La necesidad de encapsular el tiempo la llevó a filmar su día a día con amigos bahianos en Barcelona, ciudad donde vivió lo mejor de su juventud durante ocho años. Cuando decidió regresar a Brasil, todo cobró un nuevo peso. Fue entonces cuando comenzó el proyecto de realizar un documental para inmortalizar esa época. Los registros casuales se convirtieron en una obsesión y sus amigos fueron entrevistados, totalizando más de 50 horas de memoria filmada y un año de montaje en Brasil. Este proceso fue un doloroso estancamiento en el pasado, un esfuerzo por darle sentido a un material que alimentaba un sentimiento difícil de superar: el anhelo. El resultado es una delicada película que reflexiona sobre el exilio, la memoria, el tiempo, la familia, el cambio y la vida.