En una familia divorciada, el padre presiona a su hijo menor para que se haga hombre en todo sentido, especialmente al iniciarse sexualmente. Sin embargo, es un adicto al fútbol y a su trabajo, justamente, en un club de fútbol, por lo que nunca tiene tiempo a detenerse en lo que le pasa a su hijo por la cabeza. Su hijo, confundido, y saliendo a vivir la vida, conoce en un recital de punk a una jovencita atractiva que lo inicia sexualmente, y, conforme con su desempeño, le invita a probar droga, siendo eso el inicio de su degradación como persona hasta tocar fondos insospechados.