Julia está llena de esperanza: puede mantener abierto el taller y, además, su idea de pintar los muebles con motivos africanos tiene cautivada a una empresaria del sector, que quiere colaborar con ella aportando mucho dinero. Julia se las promete muy felices sin saber que, además del dinero, la empresaria también va a poner una condición. Elena no sabe qué hacer para recobrar la confianza de su hija, y menos ahora que María la ha sorprendido espiando su intimidad. Julia, la única que conoce el secreto de María, lo pasa fatal para ayudar a Elena sin revelarlo. Francisco exige a Carmen que se comprometa con Víctor; si ella no cede, está dispuesto a mandarla de vuelta a la metrópoli.