El pueblo entero sufre una gran conmoción al descubrir la inminente marcha de Julia. Y como no están dispuestos a dejar ir a una de sus vecinas más queridas, todos se vuelcan, como nunca antes lo habían hecho, para ayudarle a saldar la deuda con su madre. Aunque, lamentablemente, no parece que el cariño vaya a ser una moneda de curso legal para Diana. Quien planea también su marcha, pero por motivos muy diferentes es Carmen. Junto a su amado Kiros, cerrará cada uno de los preparativos de su plan de fuga.