A mediados del siglo XVI, Carlos V había conseguido unificar en una sola corona los territorios pertenecientes a los reinos de Castilla y Aragón. Por fin puede decirse que España estaba unificada. De igual forma se anexionaron a la corona de España los que heredó por vía paterna: los Países Bajos, y el Franco Condado además de los de su abuelo: Austria, Estiria y el Tirol.