Después de salvarle la vida, Tirso se hace cargo de Dulce y decide esconderla en su ferretería para protegerla de Romero. Allí la descubre Santi, que comienza una inesperada amistad con la pandillera. Pero Ezequiel, convencido de que Tirso es el asesino en serie que están buscando y de que se ha llevado a Dulce por la fuerza, está dispuesto a encontrarla a toda costa. Nelson sale de la cárcel, acude a casa de Jimena y Amanda a buscar a su hijo y les amenaza con impedirles volver a ver al niño. Las mujeres, que se habían acostumbrado a la presencia del pequeño, están dispuestas a cualquier cosa con tal de luchar por su nieto. La convivencia entre las dos familias del pequeño parece romperse sin remedio.