La detective Erin Gray está dispuesta a acabar con John Luther. Para ello cuenta con la ayuda del retirado superintendente George Stark que ha vuelto de nuevo al trabajo. Gray y Stark obligan al sargento Justin Ripley a espiar a Luther y comunicarles cualquier acción que pudiese considerarse delictiva, alegal o una simple salida de tono que les permita poder apartarlo del cuerpo.