Con el fin de la guerra, Andalucía vivió una dura etapa de represión. Las cárceles y los campos de concentración albergaban a miles de hombres y mujeres que habían hecho la guerra en el lado de la República. Los fusilamientos continuaron. El hambre, las cartillas de racionamiento, la miseria y la censura en todos los ámbitos era una forma de vida para las personas que sobrevivieron al conflicto. Aparecen los maquis o guerrilleros en las sierras y España sufre un crudo aislamiento por parte de las democracias occidentales. El exilio se convierte en la única vía de escape. Por delante quedan 40 años de dictadura franquista.