Fausto le cuenta a Otaru que en realidad el quería rescatar a Lorelei, una mujer cautiva en la Mesopotamia, por eso necesitaba los circuitos virgenes, ya que Otaru había podido hacer que maduraran tratando a sus marionetas como humanas y Fausto no pudo hacer lo mismo con Tigresa, Lince y Panta. Otaru decide viajar hacia la Mesopotamia en el Japaness Guard y asi lo hace, pero en pleno viaje sus marionetas lo engañan, haciendo que la nave lo expulse en otra más pequeña, ya que no querían perderlo y ellas y Otaru tienen una despedida triste.