En Estados Unidos, cada 17 minutos alguien es asesinado con un arma de fuego. Los políticos no parecen ser capaces de parar la violencia. Pero los epidemiólogos, los psicólogos y los informáticos que manejan grandes datos están descubriendo que el crimen por armas de fuego se expande como un virus y la ciencia puede ser capaz de parar esta expansión.