Sin dinero y con hambre, Jasón no puede creer en su suerte cuando se tropieza con un festín abandonado. Pierde ante la tentación, y saborea su primera comida real en días, pero pronto se hace evidente de que hay algo malo con Jasón a medida que comienza a mostrar un comportamiento muy extraño y salvaje. Cuando las cosas se salen de control, Hércules y Pitágoras deberán buscar una forma de salvar a su amigo antes de que Heptarión y los guardias del palacio acaben con él.