Laura y Alberto, al volver al bar, se topan con el desastre (Luna y Gonzalo están heridos en el piso) y llevan a la pareja a un hospital donde Rocío, la doctora, se ocupa de ellos. Luna descubre con horror que Manuel no se ha limitado a marcarle la cara, sino que le ha escrito en las mejillas una palabra fea. A la familia se le rompe el corazón, sobretodo a Mireia que no puede creer que el hombre al que ama, al que ha estado amando en secreto, a espaldas de su hermana, sea capaz de una atrocidad así. Pero Luna lo deja muy claro cuando se recupera y le denuncia a la policía.