Guts y el resto llegan al pueblo del anciano Morgan con intención de derrotar a los trolls que lo atormentan, pero sus habitantes no parecen confiar en ellos. La presencia de un sacerdote de la Santa Sede complica todavía más todo, intentando convencer a los aldeanos de que recurrir a la ayuda de unos herejes implicaría sufrir el castigo de Dios.