Souta llama a Nakajima y le dice que necesita pedirle un favor. Untando a su viejo amigo con un poco de pollo con hueso, le pide a Nakajima que lo acompañe a grabar un video para una reunión de clase. Los dos regresan a su antigua escuela secundaria, hablan con un maestro con el que solían tomar lecciones de maquillaje y terminan recordando los buenos viejos tiempos. Souta revela que aceptó el proyecto del video porque, después de irse a Tokio, perdió el contacto con la gente de su ciudad natal y quiere revitalizar esa conexión como pueda. Esa noche, es el turno de Nakajima de pedirle un favor a Souta: ir con él a visitar a su padre, que está gravemente herido...