La reina se niega a pagarle cuando el conde de Essex, el nuevo héroe nacional, regresa con menos riquezas de las esperadas. Luego viaja a Irlanda para sofocar una rebelión. Allí no le está yendo tan bien como esperaba. Elizabeth, sin embargo, no le permite volver a casa. Para su consternación, él se da por vencido y acepta un alto el fuego. De vuelta en Inglaterra, el conde de Essex encabeza una rebelión contra la reina Isabel. Él y los otros miembros de la rebelión son puestos en la torre después de que no pudieron movilizar suficiente apoyo. Finalmente, Essex es ejecutado.