En Serengeti vivía el león dorado más grande del mundo. Siempre estaba solo, excluyéndose de otros animales. Era valiente y lleno de confianza. Un día, una pequeña fruta roja cayó sobre su cabeza y convirtió su melena en roja. Todos los demás animales en Serengeti se sintieron atraídos por su nueva apariencia y se acercaron a él para hacer amistad con él, pero el león los ignoró.