Tras su excarcelación Earl intenta retomar su lista, esta vez sin el dinero de la lotería y sin la ilusión de siempre, puesto que considera que el karma no le ha recompensado debidamente. Ante la desesperación, opta finalmente por abandonar su labor y regresar a su anterior vida, para el descontento de sus amigos, quienes intentan hacerle recapacitar sin éxito. Cuando parece que la cosa no tiene solución alguna, el karma vuelve a interceder.