Los aviadores tienen la reputación de estar locos, pero Guido Keller es inclasificable. Volaba en pijama, leía a Shakespeare en la cabina y bombardeaba las ciudades con poemas. Durante la Gran Guerra, fue el más adorado y temido de los llamados ases de la aviación italiana. En 1919, participó en el delirante experimento de crear una sociedad diferente en enclave utópico de Fiume.